Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies.  

- Preciosa Ruta por La Jara -

Recorreremos una de las comarcas históricas de la provincia de Toledo: La Jara. El viajero percibirá unos paisajes de montaña verdaderamente espectaculares en cuanto a las formas del relieve, complejidad de las estructuras geológicas, vegetación natural autóctona y diversidad faunística; contemplará unos pueblos con una arquitectura popular en perfecta simbiosis con la naturaleza, en los que el tiempo parece haberse detenido.

Dadas las características de este limitado itinerario, en muchas ocasiones nos veremos obligados a dejar nuestro medio de transporte y adentrarnos, caminando, por sendas y veredas que nos llevarán a descubrir paisajes de excepcional belleza.
 
  • Talavera de la Reina
  • Alcaudete de la Jara
  • Espinoso del Rey
  • Las Hunfrías
  • Robledo del Mazo
  • Navaltoril
  • Robledo del Buey
  • Las Becerras
  • Los Navalucillos
  • Los Navalmorales
  • San Martín de Pusa
  • San Bartolomé de las Abiertas
  • Talavera de la Reina


Nuestro punto de partida será TALAVERA DE LA REINA, importante ciudad situada en las fértiles vegas del Tajo y el Alberche. Famosa por su cerámica desde hace siglos y por sus ferias de ganado.

En la actualidad cuenta con la más numerosa población de la provincia de Toledo, siendo una ciudad agrícola, industrial y ganadera que conserva algunos monumentos de gran interés artístico.


El asentamiento sobre el que hoy se alza Talavera estuvo originariamente habitado por tribus carpetanas y se llamó Aebura, según relató Tito Livio al narrar la batalla que en el año 181 a. C. tuvo lugar entre carpetanos y romanos.

En época romana toma el nombre de Caesaerobriga y más tarde, los visigodos la nombraron Ebora. Durante los s. III y IV d. C. la Caesaerobriga romana sobresale como ciudad agrícola y ganadera, con el culto a la diosa Ceres y la abundancia de villas como la de Saucedo en Talavera la Nueva.

En época visigoda, Liuva II regala a Talavera una imagen de la Virgen, en el año 602, a la que se denominó Virgen del Prado. Tarik conquistó la plaza para los árabes en el 712, bautizándola Talavaira y fundó en ella un valiato que dependía de Córdoba.

Se elevó la muralla y se construyó el alcázar en el año 937 por mandato de Abderramán III. Alfonso VI la conquistó, dándole dos alcaldes, uno árabe y otro cristiano. Alfonso XI le puso el apellido de de la Reina al donársela a su esposa María de Portugal.

Sancho IV le concedió le privilegio de la celebración de ferias en 1.294. En 1.369 Enrique VI la cedió al Arzobispo de Toledo Gómez Manrique a cambio de la villa de Alcaraz. Tuvo Fábrica Real de Tejidos de seda en el s. XVIII y aquí fue derrotado José I durante la Guerra de la Independencia, siendo ciudad clave durante las guerras carlistas al permanecer fiel a Isabel I.

La población tuvo tres recintos amurallados, parte de época romana, parte musulmán y los más extensos, los correspondientes a los siglos XII al XV. El primer recinto se caracteriza por tener adosadas las torres albarranas, del segundo sólo se conservan la puerta de Sevilla, el torreón de la Puerta de Zamora y los restos de la Plaza de San Miguel. Del castillo, del que partían las murallas y construido por los árabes en el 957, sólo se conservan algunos restos.

Los monumentos más significativos están repartidos por toda la ciudad: el puente de Santa Catalina, también conocido como el "viejo" o "romano"; el Palacio Arzobispal, barroco del s. XVII, en la bonita plaza del Pan (corazón antiguo y actual de Talavera) decorada con cerámicas de Ruiz de Luna, hoy ocupado por dependencias municipales; la Colegiata de Santa María la Mayor, que data de finales del s. XII y fue construida sobre una mezquita. Fue elevada a colegial en el año 1.211 por acuerdo de Alfonso VIII y el Arzobispo Ximénez de Rada, terminándose en el s. XV. Cuenta con una interesantísima portada gótico-mudéjar, con elementos barrocos sobre la que se abre un gran rosetón gótico-flamígero. En su interior, de tres naves, pueden verse algunas capillas de interés, que guardan retablos, sepulcros y rejas góticas.

El Colegio Cervantes, construido en 1.556 pero muy modificado, conserva una portada renacentista coronada por un balcón con frontón y escudo.

Muy próximo a la Plaza del Pan se encuentra el Museo de Cerámica Ruiz de Luna, museo monográfico dedicado a la cerámica talaverana y montado a partir de la colección reunida por el famoso ceramista Juan Ruiz de Luna. Las instalaciones del museo ocupan el antiguo convento de San Agustín. Algunas piezas son de la Edad Media, pero la mayoría pertenecen a los siglos XVI al XX. Están representadas todas las series características de Talavera, incluida la propia obra de los Ruiz de Luna, y algunas importantes piezas de Puente del Arzobispo de las mismas épocas.

El Colegio de San Prudencio es una construcción mudéjar del s. XV, con portada renacentista y cerámicas de Ruiz de Luna en el interior. El Convento de San Jerónimo, muy modificado, fundado por el Arzobispo Pedro Tenorio en 1.397, de su primitiva construcción se conserva la portada gótica y un arco del recibidor. La Iglesia de San Prudencio es renacentista del s. XVI. Monumentos destacables son: la parroquia de Santiago, mudéjar con influencias góticas, levantada en el s. XIV utilizando la planta y lienzos de una antigua sinagoga, destaca el gran rosetón con decoración labrada en su fachada; la iglesia de Santiago de los Caballeros, obra mudéjar del s. XIII; la de San Francisco, del XVI y los restos del antiguo convento y la iglesia de Santo Domingo, de estilo gótico-plateresco, conserva los sepulcros platerescos del Arzobispo García de Loaysa y sus padres.

La iglesia del Salvador, una de las parroquias más antiguas de Talavera, mudéjar del s. XIII con un interesante ábside y un artesonado de finales del s. XVI. El Carmen, antiguo convento de los Carmelitas Descalzos, junto a la iglesia de San Andrés, del s. XVIII; aquí estuvo emplazada la fábrica de cerámica El Carmen-Niveiro.

A la entrada al núcleo urbano, rodeada de jardines, se encuentra la ermita basílica de la Virgen del Prado, un edificio religioso de gran valor artístico por la colección de azulejerías que la decoran.

El edificio actual es del s. XVII que reformó al existente del siglo anterior, a la que se le añadió el altar mayor y el crucero. En la sacristía se conservan los azulejos más antiguos, de los s. XIV al XVI. En los muros interiores, púlpitos y el pórtico, un interesante repertorio de azulejerías de los ss. XVI al XVIII y algunas piezas de Ruiz de Luna (púlpito, panel). Destaca también una lápida sepulcral de Litorio.
Algunas casonas, y sobre todo innumerables fachadas decoradas con azulejerías talaveranas, la torre del reloj, modernista, y el Parque del Prado y la Plaza de Toros, del s. XIX, completan el patrimonio de Talavera de la Reina.

El Martes de Pascua se celebra la fiesta conocida como Las Mondas que tiene su origen en las celebraciones romanas a la diosa Ceres, rito que se cristianizó y el cortejo estuvo desde entonces encaminado en alabanza a la Virgen del Prado. Se le hacen ofrendas desde los pueblos de la comarca, llegando muchas de ellas en carros adormados, como el del pueblo de Gamonal, que va tirado por carneros. Tradicionalmente la ofrenda son velas de cera, algunas enormes y de gran originalidad. Sin embargo, la fiesta grande de Talavera es la Virgen del Prado que se celebra el 8 de septiembre.

Su tradición artesana es lo que le ha dado su fama; en la actualidad un buen número de talleres siguen produciendo trabajos en cuero, entre los que destacan las sillas de montar, especialmente para el arte del rejoneo; la fabricación artesana de velas y figuras de cera y los bordados y, sobre todo, la cerámica, siguiendo los modelos tradicionales tanto por formas como por colores: motivos profanos y religiosos, azules, verdes, amarillo, naranja y negros, azulejos y murales, platos, fuentes, cuencos, jarrones... para mantener viva la llama de la conocida mundialmente como Ciudad de la Cerámica.
Y ahora, a recorrer el extremo suroriental de la provincia de Toledo.

Desde el Tajo a los Montes de Toledo. Por la C-203 salimos de Talavera de la Reina bordeando el Tajo en dirección a Alcaudete de la Jara. Un camino a la derecha nos acerca hasta LAS HERENCIAS, pueblo que cuenta con una curiosa arquitectura popular y donde se encuentra el paraje de los Castillos, zona de cárcavas, a la orilla del Tajo donde pasan una gran cantidad de aves.
Proveniente de esta zona es una estela de la Edad del Bronce que se conserva en el Museo de Santa Cruz de Toledo.

Si nos desviamos a la izquierda por el camino de El Membrillo podremos acceder a los parajes de Valdehigueras y el arroyo de Lientes, uno de los ecosistemas más peculiares de los alrededores de Talavera, una zona de cortados y barrancos donde crecen la coscoja, el enebro, la cornicabra, los romeros...


ALCAUDETE DE LA JARA fue aldea de Talavera y de su jurisdicción perteneciente al patrimonio del Cabildo toledano.

En las proximidades del Camino Real se han encontrado cuevas, acueductos y mosaicos que nos hablan claramente de su pasado. Destacables son la llamada Torre del Cura, de origen árabe, ss. XI-XII. La iglesia parroquial de la Concepción es del s. XVI.

El día 2 de febrero celebran la fiesta de la Soldadesca.

Continuamos camino por TORRECILLA DE LA JARA, población en la que el último domingo de agosto se celebra una romería en la ermita del Valle, junto al río Fresnedoso. Además de las tradicionales pujas por las andas de la Virgen se baila una antigua danza, el Baile de la Pera al son del cual se recogen donativos. Se levantan castillos humanos.

Unos 500 metros aguas abajo se encuentra una necrópolis visigoda en el paraje conocido como Cerro de los Moros. En el pueblo se conserva un berraco ibérico.
Después de recorrer 6 kms. llegamos a ESPINOSO DEL REY. Fue fundado en el s. IV, siendo un lugar de asentamiento romano.

Aquí estuvo ubicada la Santa Hermandad Vieja de Toledo y Felipe II, en 1.579, le concedió el título de villa. Su iglesia parroquial es del s. XVI con ampliación del s. XVII y restaurada en los ss. XIX y XX; conserva sus artesanados.

Es destacable igualmente su rollo de justicia del s. XVI y una serie de edificios neomudéjares que encontramos en el paseo por la población. En las afueras se encuentra la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, del s. XVII. Es de destacar la calidad del aceite de oliva que aquí se produce.

En los alrededores del arroyo de los Castaños se conservan magníficos ejemplares de este árbol del que quedan escasas manchas en la zona. Entre pinos y madroños, merece la pena ascender hasta el Risco Ñañas para contemplar la vista que desde allí se divisa de la Jara oriental y del valle medio del Pusa y del Sangrera.

Desde Espinoso, por una pista asfaltada ascenderemos la primera alineación de las Sierras de la Jara siguiendo el valle de un afluente del Sangrera, para atravesarla por un collado de 960 m. de altura y penetrar en la depresión intramontañosa de Robledo del Mazo, admirando la panorámica que desde aquí se nos ofrece y reconociendo la rica vegetación de estas áreas montañosas.


Iremos acercándonos por las carreteras locales hasta los núcleos de población de LAS HUNFRÍAS, NAVALTORIL, PIEDRAESCRITA y ROBLEDO DEL MAZO. El valle de Robledo del Mazo ofrece una interesante posibilidad para los que quieran practicar el senderismo y el cicloturismo.

En el núcleo urbano de Robledo son interesantes las construcciones de viviendas en hilera con tipología claramente serrana.


Recorreremos la depresión drenada por el alto Gévalo, cuyo fondo pizarroso queda enmarcado por crestas cuarcíticas de 1.000 y 1.300 m.

Especial interés tiene acercarse desde Navaltoril a PIEDRAESCRITA, la población más antigua de la zona, con referencias medievales de los caballeros templarios; se dice que hubo un convento que servía de refugio a los peregrinos que iban a Guadalupe.

Cuenta con un conjunto urbano bien estructurado y una arquitectura rural bien conservada, de casas encaladas de una o dos plantas. Destaca su iglesia parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe, declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento.

Es un pequeño templo de tres naves con acceso en la cara norte, ábside en forma de herradura -posiblemente mozárabe- separado de la nave por un arco toral apuntado. Gran parte del interior está recubierto por cerámica de Talavera del s. XVI, que representan escenas evangélicas.
En el ábside conserva restos de frescos románicos -un pantocrátor- y barrocos. Conserva un Cristo del s. XVII y una pila bautismal paleocristiana.

Desde lo alto de la sierra podemos ver al sur Anchuras y todos los montes de Ciudad Real.

Todo el espacio que lo circunda tiene un gran encanto sobre todo por lo agreste del paisaje en el que podemos observar, además de la típica vegetación de robles, fresnos y arces, corzos, jabalíes, venados, y acercánconos a las limpias aguas de las pozas es posible que veamos alguna nutria, y si no, nos refrescaremos.


Volvemos a Navaltoril, a unos 3 km., para desde allí dirigirnos a ROBLEDO DEL BUEY. Siguiendo el cauce del Pusa por profundos riscos intramontanos rodeados por elevadas sierras con una variadísima gama de formaciones vegetales naturales.

Llegamos al paraje de Las Becerras, donde existe una zona de acampada de la Junta de Comunidades. Junto al merendero dejaremos el coche y si somos aficionados a la pesca, en el coto truchero, previo pago de una cantidad, podremos pasar el rato.

Un camino que sale de Las Becerras paralelo al arroyo del Chorro nos lleva hasta la antigua captación de agua de Los Navalucillos, donde en el Paraje de los Chorros existe una cascada de unos 20 m. de altura; es especialmente llamativa cuando está helada en invierno.

La ribera del arroyo nos conduce hasta la cumbre más alta de los Montes de Toledo, el Rocigalgo, de 1.447 m. Desde esta cumbre la vista es impresionante; en estos parajes todavía se conservan algunos ejemplares de tejo, árbol que se encuentra en peligro de extinción, y podremos ver algunas rapaces, e incluso linces.

Un poco más abajo de Las Becerras se ha construido el embalse del río Pusa en un paraje de gran belleza de cortados graníticos y pizarrosos.

Después de atravesar LOS NAVALUCILLOS, población de la que las primeras noticias se remontan a finales del s. XV, principios del XVI.

La ermita de Nuestra Señora de las Saleras, patrona del pueblo, fue bendecida en 1.652.

La iglesia parroquial está dedicada a San Sebastián y en su término se han encontrado un buen número de tumbas de origen mozárabe.


Al salir de Los Navalucillos se tiene una visión muy significativa de las rañas y valles septentrionales. Muy cerca se encuentra LOS NAVALMORALES, población compuesta por dos barrios que primitivamente constituían dos villas independientes separadas por el cauce del río: Navalmoral de Pusa y Navalmoral de Toledo.

Se comenzó a poblar esta última durante el reinado de Pedro I en el s. XIV mientras que Navalmoral de Pusa comenzó en el s. XV. Su unión se produjo en 1.835.

La tipología de las edificaciones es distinta en los dos barrios.

Merece la pena visitar la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Antigua, del s. XVI, el Ayuntamiento, del XVIII los restos de un convento de capuchinos, una fuente de seis caños, del s. XVII y la ermita de los Remedios, a las afueras del pueblo, y pasear por sus calles.

Encontramos buena gastronomía en torno a la caza.


Regresaremos a Talavera de la Reina por SAN MARTÍN DE PUSA, un poblamiento muy antiguo según se deduce de los restos arqueológicos encontrados, pero del que se comienza a tener noticias en el s. XIV. En 1.518 el canónigo de Toledo Zapata funda un hospital y en 1.580 se construye la iglesia parroquial, aunque el interior se remata en el s. XVIII.

El conjunto urbano se apoya sobre el río Pusa y su estructura es muy irregular.

En él, además de la iglesia, podemos ver el Ayuntamiento, obra de los ss. XVI y XVII, y una casona de acceso por zaguan bajo arco. La ermita del Cristo, del s. XVI, tiene un magnífico artesanado de lacerías.

La población conserva una tipología de viviendas muy uniforme, generalmente de dos alturas, de fábrica de ladrillo con aparejo toledano.

Camino de San Bartolomé, un camino que sale a la izquierda, nos conduce a los restos del castillo de Santisteban, un despoblado que luego daría origen a San Martín.

Desde las ruinas se contempla una excepcional panorámica del Valle del Pusa.

Es agradable pasear por la ribera del río Pusa.


Pasaremos por SAN BARTOLOMÉ DE LAS ABIERTAS, a 20 km. de Talavera.

Antiguamente se dividía en dos poblados: Las Abiertas y San Bartolomé, éste último fundado en el s. XVI, llamándose entonces San Bartolomé de Valcelada.

Las Abiertas eran unas humildes viviendas levantadas en el s. XVI.

La iglesia está dedicada a San Bartolomé, santo elegido a suertes entre los primeros pobladores.

Descenderemos en un fuerte escalón acarcavado a las vegas del Tajo y a la ciudad de Talavera.


© 2020. Miguel Angel del Pino Martínez   |  Todos los derechos reservados  |   Condiciones de uso  |  Contacto